Cuando una tortícolis se convierte en crónica, independientemente de su causa, los problemas van mucho más allá de “tener el cuello torcido”.

La torticolis es esa contractura que sientes en el músculo del cuello, habitualmente delesternocleidomastoideo (sí, ese que tienes al ladito), aunque también puede afectar el trapecio o la escápula.

La presión en el músculo puede ser prolongada según la posición de la cabeza y causar diferentes tipos de torticolis:

La típica torticolis es causada por una mala postura al dormir y se da de manera relativamente frecuente, suele resolverse por sí sola.

Sin embargo, existen torceduras que pueden afectar tus hijos a partir del nacimiento o a ti como adulto en forma crónica, explica la fisioterapeuta de Vive Salud, Paola Flores.

Cuando una tortícolis se cronifica independientemente de su causa, los problemas van mucho más allá de “tener el cuello torcido”.

Es necesario tomar en cuenta que la alteración de la posición de la cabeza supone dificultades para llevar a cabo tareas rutinarias, inhabilitando a la persona, por ejemplo, para conducir. 

Además, debes tener mucho cuidado con las postura debido a que pueden adquirirse traumatismos directos o indirectos.

«Por ejemplo un latigazo cervical en un accidente de tráfico o movimientos deportivos bruscos pueden causarte una lesión muscular produciendo tortícolis», explica la especialista.

Y agrega: «los espasmos musculares causados por estrés o ansiedad pueden venir acompañados por dolor de cabeza intenso, mareos o contracturas, causando así una tortícolis espasmódica».

CAUSAS

El síntoma más evidente de la tortícolis es la incapacidad de mover el cuello de forma normal. En ocasiones puede ser tan exagerada que un hombro puede estar más arriba que el otro.

El estrés emocional puede empeorar los síntomas, salvo cuando se deba a una mala postura al dormir una noche previa, el paciente suele estar mejor por la mañana.

Asimismo, es importante observar el crecimiento y neurodesarrollo en los niños. Los bebés con tortícolis pueden tener dificultad para alimentarse y tragar, debido a una posición anómala de la cabeza.

Es frecuente que estos síntomas se relacionen con la displasia de cadera y el pie zambo, el resto de síntomas dependerá de la causa de la tortícolis, así como la de los adultos.

DIAGNÓSTICO

Habitualmente es muy sencillo diagnosticar la tortícolis y no requiere de tratamientos complejos. Únicamente se requieren exploraciones físicas y saber la historia clínica del paciente.

La zona más sencible en estos casos es el esternocleidomastoideo, en donde puede llegar a formarse un bulto.

Si hay un antecedente traumático cervical no se debe explorar ni intentar movilizar el cuello, sino colocar un collarín y realizar pruebas de imagen.

Estas pueden ser radiografía de columna cervical en caso necesario, resonancia magnética o tomografía computarizada, para comprobar la estabilidad de la columna.

En una tortícolis común por una mala postura esto no es necesario.

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TRATAMIENTO Y PREVENCION

Aunque pareciera complicado, la tortícolis es un cuadro molesto pero beningo ya que puede resolverse por sí mismo en una o dos semanas.

Mientras tanto no es conveniente que fuerces los músculos de la zona, debes tener reposo y realizar actividades adaptadas a las molestias.

No se te recomendamos utilizar collarín en estos casos, puesto que solamente acabaría por debilitar más los músculos de la zona, siendo contraproducente.

El fisioterapeuta es el profesional que puede aportar una mejoría importante para los síntomas de la tortícolis, utilizando técnicas de masaje, estiramiento pasivo, punción seca, electroterapia, ultrasonidos, o infrarrojos.

No se recomienda realizar masajes ni tampoco movilizaciones cervicales por un profesional no cualificado, por el riesgo que suponen estas técnicas si no se realizan de forma adecuada.

Cómo prevenirla

La tortícolis común se puede prevenir evitando malas posturas cuando se duerme, cuando se trabaja con la computadora o al hablar por el teléfono. Es conveniente evitar los movimientos muy bruscos del cuello.

Por supuesto, el exceso de estrés del ritmo de vida actual no ayuda a prevenir la tortícolis, por lo que diversas técnicas de relajación y estiramientos pueden ayudar a evitar su aparición.