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Quiropráctica para niños y adolescentes: Beneficios y consideraciones

La quiropráctica es una terapia natural que se basa en el cuidado de la columna vertebral y el sistema nervioso, que son los responsables de regular todas las funciones del cuerpo. La quiropráctica puede ayudar a mejorar la salud y el bienestar de los niños y adolescentes, desde recién nacidos hasta jóvenes en edad escolar.

¿Qué es la quiropráctica?

Es una disciplina que se ocupa de la prevención, diagnóstico y  tratamiento de los problemas relacionados con el sistema músculo-esquelético, especialmente la columna vertebral. El objetivo de la quiropráctica es corregir las subluxaciones vertebrales, que son desalineaciones de las vértebras que pueden causar interferencias en el sistema nervioso y afectar el funcionamiento de los órganos, tejidos y células del cuerpo.

La quiropráctica se realiza mediante ajustes manuales suaves y específicos sobre las vértebras, que permiten restaurar el movimiento normal de la columna y liberar la presión sobre los nervios. De esta forma, se mejora la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, y se favorece la capacidad innata de autocuración del organismo.

La quiropráctica no utiliza medicamentos ni cirugía, sino que se basa en la aplicación de principios científicos y en el conocimiento profundo de la anatomía, la fisiología y la biomecánica del cuerpo humano.

¿Cómo se realiza la quiropráctica en niños y adolescentes?

La quiropráctica en niños y adolescentes se realiza de forma similar a la de los adultos, pero con algunas adaptaciones según la edad, el tamaño y las necesidades de cada paciente. Los ajustes quiroprácticos son muy suaves y seguros, y se aplican con una presión mínima, equivalente al peso de una moneda o al tacto de un dedo.

Los niños y adolescentes pueden recibir quiropráctica desde su nacimiento hasta su madurez ósea, que suele ocurrir entre los 18 y los 21 años. La frecuencia y la duración de las sesiones dependerán del estado de salud, los objetivos y el progreso de cada paciente.

Antes de iniciar el tratamiento quiropráctico, es necesario realizar una evaluación completa del paciente, que incluye una historia clínica, un examen físico, pruebas ortopédicas, neurológicas y radiológicas si fuera necesario. El quiropráctico también debe informar al paciente y a sus padres sobre el diagnóstico, el plan de tratamiento, los beneficios, los riesgos y las alternativas disponibles.

¿Qué beneficios tiene la quiropráctica para los niños y adolescentes?

La quiropráctica tiene múltiples beneficios para los niños y adolescentes, tanto a nivel físico como emocional. Algunos de estos beneficios son:

– Promueve un óptimo desarrollo y crecimiento: ayuda a mantener una correcta alineación de la columna vertebral y a prevenir problemas posturales como la escoliosis. Además, al mejorar el funcionamiento del sistema nervioso, se favorece el desarrollo cerebral, cognitivo, sensorial y motor de los niños.

– Mejora el sueño: puede ayudar a regular los ciclos circadianos y a mejorar la calidad del sueño de los niños y adolescentes. Un buen sueño es fundamental para el aprendizaje, la memoria, el estado de ánimo y el sistema inmunológico.

– Aumenta la concentración: puede mejorar la atención, la concentración y el rendimiento académico de los niños y adolescentes. Al eliminar las interferencias nerviosas que pueden causar distracción, hiperactividad o falta de motivación, se facilita el proceso de aprendizaje.

– Reduce los problemas de conducta: puede influir positivamente en el comportamiento de los niños y adolescentes, al reducir el estrés, la ansiedad, la irritabilidad y la agresividad. Al mejorar el equilibrio emocional, se favorece la autoestima, la confianza y las relaciones sociales.

– Fortalece el sistema inmunológico: puede mejorar la respuesta inmunitaria de los niños y adolescentes, al estimular la producción de células y anticuerpos que combaten las infecciones. Al mejorar la salud general, se previenen y se tratan enfermedades como el asma, las alergias, los resfriados, las otitis o las infecciones urinarias.

– Trata problemas comunes:  puede ayudar a resolver problemas comunes en los niños y adolescentes, como el cólico del lactante, los problemas de sueño, la dificultad para alimentarse, el retraso del desarrollo, la dislexia o las lesiones deportivas.

¿Qué consideraciones debes tener en cuenta antes de llevar a tu hijo a un quiropráctico?

– Busca un quiropráctico profesional y certificado: Es fundamental que el quiropráctico que atienda a tu hijo tenga una formación adecuada y una experiencia específica en el cuidado de niños y adolescentes.

– Consulta con tu pediatra: Es conveniente que consultes con tu pediatra antes de iniciar un tratamiento quiropráctico para tu hijo, especialmente si tiene alguna condición médica previa o si está tomando algún medicamento.

– Infórmate sobre el tratamiento: Es importante que te informes sobre el tratamiento quiropráctico que recibirá tu hijo, sus objetivos, sus beneficios, sus riesgos y sus alternativas. El quiropráctico debe explicarte todo lo que hará y por qué lo hará, y debe resolver todas tus dudas y preocupaciones. También debes firmar un consentimiento informado antes de iniciar el tratamiento.

– Acompaña a tu hijo: Es recomendable que acompañes a tu hijo a las sesiones de quiropráctica, sobre todo si es pequeño o si tiene miedo o nerviosismo. Tu presencia le dará seguridad y confianza, y le ayudará a relajarse. Además, podrás observar cómo se realiza el tratamiento y cómo reacciona tu hijo.

– Sigue las indicaciones del quiropráctico: Es esencial que sigas las indicaciones del quiropráctico para que el tratamiento sea efectivo y seguro. El quiropráctico te dará consejos sobre hábitos saludables para tu hijo, como la alimentación, el ejercicio, la postura o el descanso. También te indicará la frecuencia y la duración de las sesiones, y te informará sobre los posibles efectos secundarios o las precauciones que debes tener.

La quiropráctica puede ayudar a promover un óptimo desarrollo y crecimiento, mejorar el sueño, aumentar la concentración, reducir los problemas de conducta, fortalecer el sistema inmunológico y tratar problemas comunes.

Sin embargo, antes de llevar a tu hijo a un quiropráctico, debes buscar un profesional cualificado y certificado, consultar con tu pediatra, informarte sobre el tratamiento, acompañar a tu hijo y seguir las indicaciones.

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